¿Por qué se denomina así?

1- En las paredes del intestino existe una EXTENSA RED DE NEURONAS entre las dos capas musculares de sus paredes, con una estructura y funcionamiento idéntico al de las neuronas cerebrales.

2- Es así mismo el lugar donde se sintetiza y liberan gran cantidad de NEUROTRANSMISORES, sustancias implicadas en la transmisión neuronal y función del sistema nervioso. Entre ellos el 95% de la serotonina total, neurotransmisor que interviene en múltiples funciones como la regulación del apetito, biorritmos, emociones, control del miedo y la ansiedad…y por ello denominada la «hormona del bienestar». El 50% de la dopamina, interviniente en los circuitos de recompensa y facilitadora de la actividad motora a través del sistema límbico, o el GABA (ácido gamma-aminobutírico), también implicado en el control del esfínter esofágico (su déficit facilitará los problemas de reflujo), entre otros. Y aunque existe cierta controversia sobre esto, se cree que su efecto va más allá de la acción local en el intestino, actuando también a nivel sistémico, en la salud y funcionamiento de todo nuestro sistema nervioso.

3 – La FLORA INTESTINAL, millones de vidas en nuestro interior. Dentro de nuestro intestino viven en simbiosis millones de bacterias que nos benefician al liberar sustancias que protegen la barrera intestinal y modulan la respuesta del sistema inmunitario. Intervienen además en la síntesis de VITAMINAS DEL GRUPO B, fundamentales para la salud del sistema nervioso.
No es de extrañar pues, que lo que denominamos disbiosis intestinal (daño de la flora beneficiosa con proliferación de bacterias oportunistas, candidiasis…, volviéndose además las paredes intestinales más vulnerables) y la ruptura de este equilibrio flora-sistema inmune, sea un terreno predispuesto para desarrollar problemas como intolerancias alimentarias, alergias, inflamación intestinal y hasta enfermedades autoinmunes y exceso de presencia de sustancias proinflamatorias a nivel sistémico. Por si no fuera poco, los microorganismos oportunistas y hongos (cándidas) que aparecen cuando se altera el equilibrio de la «flora buena», generan en su metabolismo etanol y neurotoxinas que afectan al sistema nervioso.
Así, se ha demostrado una relación directa entre el intestino y alteraciones conductuales, estados de depresión, ansiedad…

Ahora entendemos, por las enormes implicaciones sobre el organismo en general, y el sistema nervioso en particular la gran importancia de unos hábitos alimenticios y de vida que restauren y/o mantengan la correcta salud intestinal.