Es la capacidad que tiene nuestro cuerpo para saber en cada momento la posición, movimiento, tensión o presión de sus tejidos así como el grado de contracción muscular. La información recogida por receptores en músculos, tendones, ligamentos y fascia se integra con la proveniente del oído interno (sistema vestibular), visión, audición y tacto para ejecutar una respuesta automática que permita mantener la estabilidad articular, el movimiento justo y coordinado y el equilibrio postural.
Por eso lo llamamos sistema sensitivo (entrada de información) – perceptivo (procesamiento de la misma) – motriz (respuesta muscular apropiada).

POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE

Tras un lesión: para favorecer la total recuperación y evitar recaídas.

En el deporte: prevención de lesiones musculares y articulares, debiendo formar parte del entrenamiento.

En una alteración de la postura: ésta puede acarrear dolores y lesiones, ya que el equilibrio postural ideal podríamos definirlo como aquel que se mantiene con mínimo esfuerzo y máxima eficacia corporal, y en ello la propiocepción tiene mucho que ver.

QUÉ LO ALTERA
En la parte sensitiva: problemas de visión, oído, nervios periféricos…
En el procesamiento: cicatrices, intoxicación orgánica, problemas dentales…
En la respuesta: debilidad muscular, rigideces, bloqueos articulares…

CÓMO MEJORALO
1º – Identificar y corregir los aspectos anteriormente citados, con la ayuda del fisioterapeuta, odontólogo…

2º – ENTRENARLO. Sabemos que los receptores propioceptivos se encuentran principalmente en los músculos óculo motores, musculatura paravertebral y suboccipital así como en pelvis, piernas y pies. Esto nos da una pista de la influencia de las lesiones en estas zonas para la propiocepción, el equilibrio y la postura. El fisioterapeuta o preparador físico serán quien mejor nos puedan guiar en este entrenamiento.
En los próximos días colgaremos ejemplos de ejercicios de propiocepción.